La «Arruga Rosa» se preguntaba… ¿por qué no la quería nadie? Ella se había esforzado por madurar a lo largo de la vida; pero no podía cambiar su forma física. Sin embargo cada vez que llegaba a la piel de un ser humano, éste la estiraba hasta casi matarla.
– ¡No, no, por favor, por favor, ya estoy otra vez llena de cremas que me asfixian, socorro! – farfullaba la «Arruga Rosa».
A pesar de los intentos que hacía la «Arruga Rosa» por quedarse en las caras, las manos o los cuellos, acababa siendo expulsada. De forma que tuvo que reunirse con otras compañeras de labor para reflexionar sobre este hecho.
– ¡Arrugas, por favor, dejad de gritar, hemos caminado durante muchos años, hemos tragado polvo y hemos defendido la sonrisa en los ojos y en la boca! Ahora llega el momento de reclamar nuestro puesto sin que por ello hagamos mal. Todo lo contrario, nosotras venimos a recordarle al ser humano que la belleza física no está en las pieles tersas o en nuestras..!
Así continuó su discurso nuestra amiga la «Arruga Rosa» y fue entonces cuando me encontré en mi rostro con unas pequeñas arruguitas que se disputaban mis ojos y mi frente.
La boca celebra la llegada de esas amigas que le demuestran al ser humano que puede comunicarse, porque está acompañado.
Las arruguitas de los ojos nos indican que en la vida hemos reído y vamos a seguir riendo mucho.
Las encargadas de la frente reflejan el pensamiento madurado durante años al que hemos conseguido llegar.
Y las luchadoras, las arrugas de las manos, hablan de los seres que han podido y pueden ejercer sus sueños a lo largo de sus trabajos.
Estas son amigas que vienen al encuentro de los años; así que tras lanzar el manifiesto anterior, muchas caras permitieron la llegada de visitantes tan simpáticas como la «Arruga Rosa».
[quote_center]Tenemos tanto miedo al tiempo, como aprecio a una juventud estética que nos indica a todos como debemos estar y, no como podemos ser simplemente humanos afortunados por llegar a conseguir arrugas. Un privilegio que no todos tienen en este planeta. ¡¡Gracias por compartir tu tiempo con un CUENTO POSITIVO!!
Ahora es… arruga sabia.